Debemos ser
porfiados,
Eternamente
incomprendidos,
Inocentes
envueltos ciegamente en la tontería ignorada por la mayoría
Mentes mediocres
que no descriptan lo pre-establecido,
La incapacidad
bendita que impide adaptarse,
El quiebre de la
cadena evolutiva
Que avanza a ciegas por un abismo en ocho dormido,
El eslabón que jamás
se hallará de la raza humana,
La duda de un
futuro perfecto,
Esa cosa que no
cuadra en los cálculos matemáticos más exactos,
El infinito numero
primo.
El talón de
Aquiles de los profesores que no tienen paciencia
Y sin darse cuenta
Siguen las pautas realizadas
por sus abuelas,
Esos seres
inherentes y malolientes
En el artificial
huerto repleto de flores
Con olores
impuestos persistentemente,
El oleaje que
golpea indomablemente a la roca
Que a través de la
reiteración se modifica
Viéndose en la obligación
de ceder terreno
Perdiendo
paulatinamente la fuerza acumulada
Cuando el mar
estuvo en calma.
Seremos niños
jugando a la personalidad múltiple
A vista y
paciencia de sus padres
Imaginándose
enajenadamente trastornos mentales
Que los guían a
luchar una guerra bien violenta
Repleta de besos y
abrazos
Direccionados a
individuos extraños
Negados por su
historicidad personal.
Inconsciente amor
a una humanidad enredada
En una pequeña
mente sin barreras
Y mucho menos
servicio al cliente.
Seremos niñas
brillantemente testarudas
Danzando rudamente
frente a las viejas amargadas
Que no vislumbran
el cambio de era
Y mucho menos el
lenguaje cósmico
Que se fusiona con
la naturaleza antes muerta.
Serán así como no
salen en la televisión
La contraportada
de una revista de moda
El final
alternativo para ese viejo texto
Lleno de recetas
para moldear una mujer perfecta.
El termino
Para un nuevo
comienzo.