Hasta donde
llega la fortaleza de una araña solitaria
Que sin
mucha prisa teje miles de paredes para no encontrase nunca
Algo así
como cientos de laberintos
Uno dentro
de otro
Cómo un
sinfín de encrucijadas
Que solo terminan
en una nada tan real
Que hasta
ella misma se confunde.
Aunque la
verdad puede ser un simple engaño
Para evitar
bajar la guardia.
Conquisto
cada vez más a prisa un millar de territorios
Invadió de
la forma más pacifica masas inmensas de no lugares
Aunque ello
implicara la violencia de toda una era por sobre la tierra.
Todo esto
claramente mientras ella simple y sencilla anuda silenciosa una nueva braga
Que cruzaba
la frágil mirada de una pequeña larva a pasos de quedar agusanada.
La víctima
estaba más que clara
Pero el
relato un tanto disperso confundía al relator
A quien se
le explico al oído que la araña no fue quien la mato
ni mucho menos quien la devoro.
Paso el
tiempo muy aprisa
Aunque ni yo
mismo me lo creo,
Pero debo
evitar divagar
nuevamente por los no senderos.
El vomito
corporal debe ser preciso y certero
Si quiero
acallar los feudos de mis carnales cimientos.
La araña, al
correr el tiempo, pensó que todo era perfecto,
Le encantaba
ver como el futuro que hace algunos años proyecto en su mente y cuerpo
(Mente y
cuerpo; existirá un término en alemán que las conjugue hasta el infinito de mi
espectro)
Está en la
salsa máxima de su mirada,
Todo ante
sus ojos le calzaba
Cómo vestido
rojinegro ajustado para una terrícola
bien despabilada.
Los días
pasaban
Y la mente lentamente se desajustaba
A perezoso
andar comenzó a desprender un pequeño ruido por los poros terrenales y algunos
celestiales
Era
insignificante
Como una
mancha microscópica en el pasto
Observada
desde lo alto de una montaña en otra galaxia.
El ruido
crecía
Eso era lo
que pensaba ella
Sin darse
cuenta de que solo eran las telas
Quienes
retumbaban en la inexistencia material
De todo un
lugar que nunca fue tan lugar
Como en el interrogatorio incesante
Que predico
al instante preciso
En el cual
dejo todo sin mirar atrás.
Aburrida de
la pérdida de tiempo en el simple cuestionamiento compulsivo
Comenzó una
ardua tarea para desterrar aquel grillo pequeño que le resonaba mil veces por
dentro del oído
Técnicas de
todo tipo eran tachadas en una lista infinita
Que no
dejaba circunstancia para el simple olvido o costumbre
De vivir
constantemente,
Día tras día,
Segundo tras segundo
Con el mismo
pesar entre los hombros y el prestigio.
Pasan
oleadas de ideas por su recóndita pecera de tinieblas
Algunas bien
certeras
Otras
inmersas en lo absurdo
Esas bajan
la escala neuronal de aquella modesta araña
Que ya pocos
lapsos de su vida le destina al pasear su mundo.
Estallo en
éxtasis sin previo aviso
Y para mi
sorpresa saco una pequeña daga de entre
una de sus pequeñas patas.
Comenzó a
girar con una sincronía torpe
Que mantenía
una copla armónica para las más aguzadas ojeadas.
Se
desmoronaban todas las edificaciones
Que nunca lo
fueron tanto hasta llegar a la nada,
Y sentía con
una presencia crudamente real
Cómo perdía
toda su existencia de trozo en trozo
No quedaba
alienación en su efímero ser
Y las
tonadas cerebrales solo presagiaban sangre.
Lloro como
nunca antes lo había hecho
Y las manos
se le cansaron hasta no sentirlas en la lejanía de su centro
Recordó la
clemencia al terminar el absurdo juego
Un tanto más
serio que la costumbre de ser un simple peón en los mejores relatos de todos
los tiempos
Dreno hasta
la última gota salada de sus entrañas,
Mientras con
un pequeño desfase se topaban en la salida
Los gemidos
silencioso del esfuerzo de la araña.
El ruido
Al terminar
toda la escena sin el más minucioso sentido
Dejo de
acariciar la presente galaxia
Y despego
alado en busca de otro espectro a quien hacerle una no muy
confortante
Y mucha
menos grata compañía.
Las cosas
estaban ausentes de toda claridad
Y todo lo
certero y preciso
Se
encontraba ardiendo lleno de acenizado remordimiento
Se le
desencajo hasta la más diminuta partícula del alma
Y exhausta y
asustada
Decidió
dormir hasta unas buenas cantidades de mañanas
Solo porque
entendía que el shock a veces vence a un shock mucho más viral y sigiloso.
Antes de
morir en el devenir del gasto casi completo de su ser inmenso
Completo una
dimensión entera de pensamientos
Aquel
retrato era genuino en su cerebelo
Y solo la
confundió mucho más, más y más
Llego a concluir
que estaba loca, trastornada y deformada
Pero la
verdad
Es que puedo
solo clarificar con escasa astucia
Que las
emociones interestelares se imponen ante cualquier calma
Y agitan las
aguas pasivas de la mierda cosificada,
Azotan con
tormentas las frías miradas,
Desertifica
la blancura de la mente sana
Y follan con
ímpetu y valentía la ignorancia respaldada con un buen repertorio de bobadas.
Al final
nunca estuve bien viva
Nunca
aprendió a caminar bien con los ojos cerrados
Calculo mal
cada una de sus reflejos
Y no razono
por el más milésimo instante sus emociones
Era como una
nada con ansias de ser algo
Y que nunca
lo es hasta que se reniega a sí misma.
Lo bueno es
que destruyo todo sin ser obligado más que por ella
Y aunque no
entienda aun todo lo sucedido
Las plantas
y seres realmente vivo están felices.
Las cosas y
sujetas difícilmente perciban alguno de los hechos acontecidos
Seguirán en
su mundo virtual y sin el más mínimo sentido
Sentido
resentido.