Son
microscópicas partículas de energía
Dentro de un
pequeño vaso de agua
Sobre una
endeble mesa de madera
Ubicada en
la modesta cocina
De una
pequeña y real casa
En la cual
con mucha suerte cabe una familia
Simple y
sencilla
Como muy
pocas por estos días.
Las
microscópicas partículas de energía
Se cansaron
de golpearse y chocar todos los días
Y decidieron
organizarse
Para
establecer un desorden armónico
Al margen
del orden preestablecido,
Que esconde
miles de senderos muertos
Que
lentamente carcomen el cuerpo.
Se alzaron
en un cálido movimiento sincronizado
Buscando sobrepasar las barreras y banderas de aquel
trasparente vaso
A veces
incipiente e inexistente.
Se triso por
completo
Y al segundo exploto en mil pedazos
Dando rienda
suelta a la alegría y la revuelta.
Se dividieron
para multiplicarse
Dentro de
millones de aguas enloquecieron la monótona calma
Envenenaron
las frías miradas
Y
purificaron las gaseosas sonrisas
Que antes
ocultaban la grasa enajenada.
Fueron desarrollándose silenciosas
A espaldas
del panóptico tiempo
Como semillas
que crecen por debajo del cemento
Para
propagar por las calles
La natural
presencia
Repleta de
colores y aromas
Que en el
presente no acompañan.
Compusieron
la carne maltratada,
Eliminaron
el cáncer de cuerpos explotados,
Nutrieron
los débiles corazones infantiles,
Y entregaron
el liquido que la injusticia no sacio,
Porque el
daño colateral no tiene sentidos ni emoción
En millones
de millones de terrícolas
Que no son
iguales ante los ojos de ningún dios.
Se viralizo
el subterráneo cuento
Y estallaron en llanto los dueños de los sueños y deseos artificiales
Al ver como
un montón de microscópicas partículas despreciables
Destruían
cada uno de sus pilares fundamentales.
Los ricos y
políticos vararon enfermos
Escupían
vainas vacías y sin gracia
Vomitaban
sangre coagulada de vidas pasadas
Vidas desterradas
bruscamente del presente
Campesinas,
mapuches y proletarias.
Con el
correr del tiempo
Uno a uno
sus cuerpos fueron cayendo
Pasaron
meses,
Años,
Pero sus
cuerpos seguían intactos sobre su lecho
Sin ninguna
pizca de olor a descompuesto.
La ñuke mapu
en un sueño me contó:
Que jamás se
alimentaría de los nutrientes de esos muertos
Repletos de
odio y tiranía,
Sin alma,
espíritu ni cuerpo
Me susurro
delicadamente al odio
Que la
ambición y el egoísmo
Extinguen la
humanidad de entre los huesos y los sesos.
El 99,9 por
ciento restante
Siguió
adelante como nunca antes
Olvidando el
futuro
Y
proyectando el pasado
Ese pasado
oculto de las enciclopedias y diccionarios,
Volvieron a
sentir sus raíces por debajo de las suelas de sus zapatos
Y al
estirara firmemente los brazos
Brotaron
hojas y flores de entre los dedos gastados.
De las
piedras, ríos y montañas
Volvieron a
dar a luz especies que antes no encajaban en estas tierras,
Con un suave
soplo
Se borro
toda huella de rascacielos y progresos.
Y los
cadáveres intactos
En una
improvisada nave
Fueron
lanzados lejos planeta.
Las leyendas
dicen que encallaron en un globo desértico y sin alma.
Que una
especie poco avanzada y en peligro de extinción
Bautizo por
Marte
Y que de vez
en cuando lo exploran
Antes incluso
de conocerse por dentro
Junto a las
maravillas de su hermoso planeta
Que es muy
parecido al nuestro
Aunque mucho
más maltratado y contaminado.
Con ello,
Nuestro
pueblo evito que la hamburguesía sea devorada
Por alguna
de nuestras almas:
Firmes y
desbordantes de ternura,
Como aquella
mirada que me topo de vez en cuando
Si la
casualidad lo permite
Y las
energías se entrelazan
En solo un
instante,
Mientras vuelve lentamente la calma.