Nos invade dentro de todo el ser inherente que construye la presencia inocua de lo que no existe realmente por sobre la profundidad de la cabeza. Con cautela introduce su miembro en los poros dilatados del pequeño ser completo que ya paso reiteradamente por los procesos encadenados de un sistema solar, anidado en nada más y nada menos que la intencionalidad de una soliedad vacía y con una pisca mínima de gracia entre tantos pasos falsos e insectos pisados, desangrados, alejados, silenciosos del pasar cíclico del tiempo, línea futurista y trasplantada.
El comienzo
hace mucho dejo de ser cierto, al igual que los cumpleaños de toda la materia
podrida que vive por sobre los cimientos del capitalismo desnudo y muerto, muerto
mucho antes de que tu alma tomara posesión de lo ajeno simplemente para
proseguir las cúpulas de agonías que se defienden con bastones y a veces con
espadas laser de las otras adornadas fachadas, donde nadie se mira ni se toca
más que para transar el papel por algún elemento perdido en su ausente gracia,
ya que las portadas muestran aun cosas que faltan para completar los adornos
del árbol de la vida, sin pesebre, sorpresas, ni regalos, solo la compleja y
palpable nada se impone con ímpetu ante los ojos de un sinfín de submarinos que
aun mueven sus alas para aletear por sobre la tierra áspera y grietosa, donde
muchos miran el horizonte cortado de cuajo por el simple cuchillo de la
indiferencia, que no se corre del vagón donde yo no me bajo más que para subir
al cielo de mi cabeza, para acariciar las plantas de mis codos lanudos de
cartón y una pisca de ají-color.
Caminamos
como todos los días sin pasar la línea amarilla, nos detenemos en la luz blanca,
y que hace mucho tiempo atrás buscábamos al ser maldito que no la apagaba. Todo
solo para observar de lejos la oscuridad que no golpea mi puerta por las noches
frías y malhumoradas, teniendo presente y en constante consideración que la
gente humilde en las poblaciones nada hace e igual teme, sin importar la pieza
del ajedrez que se le pare con ímpetu en frente, son los pobres de emociones,
los pobres de dinero, los pobres de conciencia y los pobres de cartones los que
golpean su espalda sin agregarle después un gracias, ya que la espera disminuye
las ganancias y las transacciones involuntarias están a la vuelta de las
endebles casas. Donde no dan los costos para la tele vigilancia y los celulares
inmensos se repletan de juegos que con la gracia de uno que otro dios, no me
dejan tiempo para recordar como no se cumplen mis sueños.
Se agoto el
saldo de la plástica chaqueta que antes resguardaba a otro animal del frío que
ya no deambula entre los huesos de tus extrañas partes invisibles y
desanimadas. Se lucha por el dominio de terreno individual y se muestran las
encías para magnificar la valentía, que se marcha elevada por el viento de
alguna estación que no cubre las 24 horas del día. Los sin cuerpo buscan en
algún folleto la esperanza cosificada y la receta misma para llevarla a la
práctica, ya que el cuerpo natural deja mucho que desear ante los ojos del
supremo molde perfecto. Córrete para el lado y deja que pacen las estrellas,
escucha sus ofertas, compra sus productos y continua disfrutando tu paupérrima
merienda, que ya muches estrelles fugueses fueron absorbidas por la ley de la
graviedad. Tangible con la inconsistencia de una sopa aliñada con los productos
naturales, que por estos días se resguardan de sueño, al costado del inodoro.
Tenemos para
todos los gustos las ofertas excitantes, ni siquiera necesitas contarme tus
problemas, posturas, ni elocuencias, tu perfil de ingreso al sistema encaja con
uno que otro molde; debo confesarte que tienes razón cuando dices que unos se
usan más que otros, pero tu cuerpo no se aleja tanto del resto que tu acusas de
estar durmiendo. Será así hasta que te alejes completamente de la envoltura
humana, que una trastocada pincelada precisa condujo hasta tu sexo instintivo.
Ya sé lo que estas buscando, tengo unos pasillos oscuros y solitarios para que
tu autocomplacencia sea bendecida por el alcohol y las raras palabras, ese
disfraz te queda bien, pareces como de otro planeta, te faltan monedas,
machetea lo que no se llevo consigo la plusvalía, la gente esta cagada por
dentro, pero antes de él placentero no; esta la timidez por demostrar pobreza,
y antes de la pobreza esta la deuda externa, que se lleva consigo la
incapacidad de aceptar y asumir que sigues dentro aunque tu actitud no calce
entre la mayoría y su indudable bondad.
El monte
inmenso se aleja a pasos firmes, y yo me arranco antes de empezar a seguir
estupideces que solo agotan las energías y las esperanzas. Me canse de ser la
especie privilegiada entre los terrícolas que maltratamos a cada instante solo
por el hecho de no hacer nada, el vivir produce cáncer en todos los planteas sin
importar lo lejos de su presencia, y el hecho concreto de que no exista
carretera de asfalto hasta tus orejas, solo dificulta el camino de lo que
tomara tu destino para hacerlo suyo y
vendértelo durante el trayecto que quisiste pasar conmigo. Es fome ver correr
las horas cada vez más a prisa, luchando por ir delante de todo el resto que no
logra visualizar tu agónica sonrisa, queremos ir primero en un mundo redondo,
sin fin y sin inicio. Desconectamos los sentidos del cuerpo y los entregamos
sin titubeo a todo un campo gaseoso que a velocidades incalculables e
improbables, sella nudos y desata amarras de manera tan humana que ya no sé ni
pa` que converso en las frías mañanas. Se acabo la serenata y con ella la
vagancia de otra idea un tanto inexacta para aquel que no sé da el tiempo para
filtrar las nauseabundas palabras que no encajan en los esquemas simples de sus
paladares prejuiciosos, que no hacen más que extinguir la llama que pesé a los
múltiples intentos aun no sé
apaga.