sábado, 26 de septiembre de 2015

Paisaje 233

Debemos ser porfiados,
Eternamente incomprendidos,
Inocentes envueltos ciegamente en la tontería ignorada por la mayoría
Mentes mediocres que no descriptan lo pre-establecido,
La incapacidad bendita que impide adaptarse,
El quiebre de la cadena evolutiva
Que  avanza a ciegas por un abismo en ocho dormido,
El eslabón que jamás se hallará de la raza humana,
La duda de un futuro perfecto,
Esa cosa que no cuadra en los cálculos matemáticos más exactos,
El infinito numero primo.

El talón de Aquiles de los profesores que no tienen paciencia
Y sin darse cuenta
Siguen las pautas realizadas por sus abuelas,
Esos seres inherentes y malolientes
En el artificial huerto repleto de flores
Con olores impuestos persistentemente,
El oleaje que golpea indomablemente a la roca
Que a través de la reiteración se modifica
Viéndose en la obligación de ceder terreno
Perdiendo paulatinamente la fuerza acumulada
Cuando el mar estuvo en calma.

Seremos niños jugando a la personalidad múltiple
A vista y paciencia de sus padres
Imaginándose enajenadamente trastornos mentales
Que los guían a luchar una guerra bien violenta
Repleta de besos y abrazos
Direccionados a individuos extraños
Negados por su historicidad personal.
Inconsciente amor a una humanidad enredada
En una pequeña mente sin barreras
Y mucho menos servicio al cliente.


Seremos niñas brillantemente testarudas
Danzando rudamente frente a las viejas amargadas
Que no vislumbran el cambio de era
Y mucho menos el lenguaje cósmico
Que se fusiona con la naturaleza antes muerta.
Serán así como no salen en la televisión
La contraportada de una revista de moda
El final alternativo para ese viejo texto
Lleno de recetas para moldear una mujer perfecta.
El termino
Para un nuevo comienzo.



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