domingo, 25 de octubre de 2015

Son microscópicas partículas de energía
Dentro de un pequeño vaso de agua
Sobre una endeble mesa de madera
Ubicada en la modesta cocina
De una pequeña y real casa
En la cual con mucha suerte cabe una familia
Simple y sencilla
Como muy pocas por estos días.

Las microscópicas partículas de energía
Se cansaron de golpearse y chocar todos los días
Y decidieron organizarse
Para establecer un desorden armónico
Al margen del orden preestablecido,
Que esconde miles de senderos muertos
Que lentamente carcomen el cuerpo.

Se alzaron en un cálido movimiento sincronizado
Buscando sobrepasar las barreras y banderas de aquel trasparente vaso
A veces incipiente e inexistente.

Se triso por completo
Y al segundo exploto en mil pedazos
Dando rienda suelta a la alegría y la revuelta.
Se dividieron para multiplicarse
Dentro de millones de aguas enloquecieron la monótona calma
Envenenaron las frías miradas
Y purificaron las gaseosas sonrisas
Que antes ocultaban la grasa enajenada.

Fueron desarrollándose silenciosas
A espaldas del panóptico tiempo
Como semillas que crecen por debajo del cemento
Para propagar por las calles
La natural presencia
Repleta de colores y aromas
Que en el presente no acompañan.

Compusieron la carne maltratada,
Eliminaron el cáncer de cuerpos explotados,
Nutrieron los débiles corazones infantiles,
Y entregaron el liquido que la injusticia no sacio,
Porque el daño colateral no tiene sentidos ni emoción
En millones de millones de terrícolas
Que no son iguales ante los ojos de ningún dios.

Se viralizo el subterráneo cuento
Y estallaron en llanto los dueños de los sueños y deseos artificiales
Al ver como un montón de microscópicas partículas despreciables
Destruían cada uno de sus pilares fundamentales.

Los ricos y políticos vararon enfermos
Escupían vainas vacías y sin gracia
Vomitaban sangre coagulada de vidas pasadas
Vidas desterradas bruscamente del presente
Campesinas, mapuches y proletarias.

Con el correr del tiempo
Uno a uno sus cuerpos fueron cayendo
Pasaron meses,
Años,
Pero sus cuerpos seguían intactos sobre su lecho
Sin ninguna pizca de olor a descompuesto.

La ñuke mapu en un sueño me contó:
Que jamás se alimentaría de los nutrientes de esos muertos
Repletos de odio y tiranía,
Sin alma, espíritu ni cuerpo
Me susurro delicadamente al odio
Que la ambición y el egoísmo
Extinguen la humanidad de entre los huesos y los sesos.

El 99,9 por ciento restante
Siguió adelante como nunca antes
Olvidando el futuro
Y proyectando el pasado
Ese pasado oculto de las enciclopedias y diccionarios,
Volvieron a sentir sus raíces por debajo de las suelas de sus zapatos
Y al estirara firmemente los brazos
Brotaron hojas y flores de entre los dedos gastados.

De las piedras, ríos y montañas
Volvieron a dar a luz especies que antes no encajaban en estas tierras,
Con un suave soplo
Se borro toda huella de rascacielos y progresos.
Y los cadáveres intactos
En una improvisada nave
Fueron lanzados lejos planeta.

Las leyendas dicen que encallaron en un globo desértico y sin alma.
Que una especie poco avanzada y en peligro de extinción
Bautizo por Marte
Y que de vez en cuando lo exploran
Antes incluso de conocerse por dentro
Junto a las maravillas de su hermoso planeta
Que es muy parecido al nuestro
Aunque mucho más maltratado y contaminado.

Con ello,
Nuestro pueblo evito que la hamburguesía sea devorada
Por alguna de nuestras almas:
Firmes y desbordantes de ternura,
Como aquella mirada que me topo de vez en cuando
Si la casualidad lo permite
Y las energías se entrelazan
En solo un instante,
Mientras vuelve lentamente la calma.

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